La situación de la lactancia materna está mejorando, especialmente gracias al empeño y dedicación de muchas madres que a través de asociaciones y grupos de apoyo a la lactancia materna hacen una gran labor de apoyo, brindando ayuda e información a las madres que lo necesitan.
Cada día hay más profesionales sanitarios que difunden y apoyan la lactancia materna, entre ellos algunos realmente maravillosos. Pero todavía hay mucho que mejorar en hospitales, centros médicos, consultas pediátricas, ambulatorios… Demasiado a menudo llegan hasta mí historias de enfermeras y pediatras demasiado predispuestos a “dar una ayudita” en forma biberón a la mínima ocasión.
Y yo también lo he vivido en mis propias carnes. Te hacen dudar de que tu leche no es suficiente, o incluso te convencen para que empiezes a complementar con leche de fórmula, y en la mayoría de ocasiones este es el principio del fin de la lactancia materna.
¿Por qué enseguida nos ofrecen o amenazan con el biberón? ¿Es que no saben que no hay alimento igual a la leche materna? ¿Que esta tiene todo lo que el bebé necesita? ¿Que les transmite defensas, que contiene células madre y la cantidad exacta de nutrientes necesarios? ¿Es que todavía no saben que la composición de la leche materna es casi universal? ¿Qué apenas varía su composición en todas las mujeres del mundo? ¿Qué TODAS tenemos la misma buena leche?
La industria farmacéutica, con su alimentación artificial industrializada, sólo puede competir en una cosa. Obviamente no es una casualidad que los bebés engorden más con leche de fórmula, es la única baza con la que pueden jugar. Son muchos los que a diario caen en esta trampa.
Mientras las tablas de patrones de crecimiento, sigan interpretándose erróneamente y en lugar de observar a nuestros hijos/as, no seamos capaces de ver más allá de las estadísticas registradas en un papel, mientras esto no cambie, la industria farmacéutica seguirá ganando y embolsándose grandes cantidades multimillonarias a costa de nuestros bebés.
Recordemos que según estas tablas, sólo un 50% de los niños/as están en percentil 50. Esto quiere decir, que el resto de nuestros hijos/as, están en percentiles por arriba y por abajo, y son niños y niñas sanos y que también su crecimiento entra dentro de la normalidad (ver OMS – Resumen de orientación, Patrones de crecimiento infantil de la OMS: “Se recogieron datos primarios sobre crecimiento e información conexa de 8440 lactantes y niños pequeños saludables).
Lo importante es que el bebé esté sano y vaya creciendo, y ganando peso. Cada ser humano es único y es absurdo pretender que todos crezcan al mismo ritmo.
Este fragmento está extraido del libro “Como criar un hijo sano… a pesar de su médico”, escrito por el Doctor en pediatría Robert Medelsohn, y dice así:
… “Otra desviación que las tablas no toman en cuenta son los factores genéticos en el desarrollo infantil. Desconociendo los factores genéticos, asumen que los hijos de padres de menos de 1 metro 67 deben alcanzar la misma altura que los hijos de padres y madres con más de 1 metro 85 de altura“.
Hagamos caso a nuestro sentido común. Si deseamos amamantar, si nuestro hijo está sano, e incluso si no lo está y no es extrictamente necesario (la leche materna le aportará defensas y reforzará su sistema inmunitario), alimentémosle con nuestro cuerpo y calor.