“Esperar que el niño se desarrolle
siguiendo un ritmo establecido por usted
contradice la idea de quererle por lo que es, porque su valía se mide según estándares
y calendario.
En lugar de ello, amar al niño consiste
en complacerse con su ritmo de crecimiento para que se sienta libre de ser quien es
a cada paso de su camino, libre de la preocupación por su amor o valoración
si no actúa según sus estándares o calendario”.