La Furgoteta, viajes en familia
Dando un paseo por Instagram, descubrí un día a La Furgoteta, un blog de reciente creación donde María, Heber y Éire (mamá, papá e hija) comparten sus aventuras y viajes en furgoneta, y nos muestran como viajar en familia es compatible la crianza respetuosa, la lactancia, los ritmos y necesidades de su pequeña.
Con menos de un mes de vida, Éire experimentó su primera noche en la furgo. Cuenta María que esa primera escapada de una noche, la prepararon como si se fueran a recorrer Laponia durante 6 meses. Ahora ya solo llevan el equipaje imprescindible y algo que nunca les puede faltar, mucha ilusión.
“Esperamos descubrir muchos más sitios y disfrutarlos a través de los ojos de la chiquitina de la familia. Creemos que para conseguirlo no hace falta dejar bajo mínimos la cuenta corriente, sólo hay que echarle un poco de imaginación y de ganas.”
Hoy en El Blog de Tetatet, tenemos el honor de entrevistar a La Furgoteta.
Viajar con niños pequeños es más sencillo de lo que parece?
No lo sé, a nosotros siempre nos ha parecido fácil. En el fondo es una cuestión de actitud; si piensas que es fácil, lo será. La mayor parte de los problemas los creamos nosotros. Los niños pueden ir casi a cualquier sitio, se adaptan muy bien, simplemente hay que tener en cuenta sus necesidades y cubrirlas sin tomarlas como un inconveniente o una pega. Es decir, imagina que vas a una ciudad en la que has elegido un restaurante chulísimo que venía en la guía. Te queda apenas media hora para llegar, pero el niño empieza a mostrar síntomas de estar hambriento. Pues te paras y comes donde puedas, no pasa nada. Ya comerás en un restaurante estupendo otro día. O quieres ver un concierto callejero a última hora del día pero el peque tiene sueño. Pues te vas a dormir y ya está. Ya tendrás otra oportunidad de ver un concierto.
Los problemas vienen cuando intentas que el peque aplace sus necesidades para seguir tu ritmo y hacer lo que tú quieres. Eso no funciona y habrá llantos y malos ratos, pero por culpa del adulto, no del niño.
Por supuesto también hay que ir bien equipado, llevar lo que sea necesario. Pero eso no significa ir cargado como una mula de trastos inútiles. Elige un juguete pequeño y un cuento manejable. No te lleves en la mochila un plato y una cuchara para comer el puré, si comes en un bar o restaurante, tendrán vajilla.
Si te organizas, llevando muy poco lo llevas todo.
Vuestras aventuras en furgoneta (ahora Furgoteta) ya vienen de antaño, realmente ha cambiado mucho vuestra manera de viajar?
En las primeras salidas pensábamos que no íbamos a tener sitio en la furgo para todo lo que teníamos que llevar. Si con el equipaje para un fin de semana no cabíamos, ¿cómo íbamos a irnos un mes? Nos dimos cuenta de lo exagerados que éramos llevando cosas y ahora volvemos a tener sitio de sobra.
Pero sí que ha cambiado todo: ahora somos tres, todo es mucho más divertido, hay descubrimientos increibles donde antes veíamos algo rutinario, el campo es mucho más atractivo, hay muchas más cosas que hacer en la playa, todo puede convertirse en un juego y solemos acostarnos más temprano de lo que lo hacíamos antes. Por lo demás, seguimos moviéndonos mucho y con la misma libertad de siempre.
Viajando con una niña pequeña, qué factores tenéis en cuenta a la hora de elegir un destino?
Que nos apetezca, que podamos y que no haya una guerra o una catástrofe natural. Exactamente como cuando no teníamos niña. Eso sí, una vez elegido el destino, piensas en lugares o actividades que puedan gustar o entretener a Éire. Hay que contar con ella como lo que es: una viajera más que tiene que disfrutar.
Queréis contarnos alguna anécdota especial de alguno de vuestros viajes?
Más que una anécdota, os contamos la experiencia. En las primeras salidas, Éire dormía en un capazo en la parte de abajo de la furgo y nosotros en la cama de arriba. Cuando pedía teta, yo bajaba, le daba de mamar y me desvelaba. Después optamos por que fuese Heber el que bajase, me subiese a Éire a la cama y yo le daba de mamar sentada. Incomodísimo. Al final vimos que lo mejor para todos y lo más razonable era dormir los tres en la misma cama. Así, cuando Éire quiere mamar, pues mama, estamos tumbadas, a nadie le duele la espalda y nadie se desvela.
A veces hacemos las cosas más difíciles de lo que son. Nos empeñamos en no dormir con el bebé, cuando resulta que es la opción más sencilla y cómoda (al menos para nosotros) y la que se ha hecho toda la vida. Pero hay una barrera mental que romper y eso es lo más complicado.
Algún consejo valioso para viajar con niños?
Viaja, rompe tus barreras mentales, todo se puede. Piensa en el niño, cubre sus necesidades, búscale lugares y actividades que le puedan gustar en el destino elegido y te garantizamos que le va a encantar viajar en familia.
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